Los novios, dos testigos y el concejal de Urbanismo de El Escorial. ¿Una boda para tiempos de crisis? No, más bien un enlace a prueba de «paparazzi». Fernando Torres se casó el pasado 27 de mayo con su novia durante una ceremonia «exprés» para formalizar su relación con la mente puesta en su inminente paternidad.
Su ya mujer sale de cuentas en un par de semanas y querían tenerlo todo bien atado. De hecho, tienen previsto que dé a luz en España, antes de que el «Niño» se incorpore a los entrenamientos de pretemporada con el Liverpool. Pero, ¿quién es la esposa de Torres? ¿Quién se esconde detrás de Olalla Domínguez Liste? Si el contrato del delantero de la selección española con el equipo inglés está blindado, más aún parece estarlo todo lo que tiene que ver con esta compostelana de 23 años, su pareja desde hace siete.
Tal es el muro de silencio que han levantado alrededor de su intimidad, que hasta hace unos días no se sabía tan siquiera el sexo del bebé que esperan. «Me han dicho que van a tener una niña», comentó con total naturalidad el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, sin ser consciente de que desvelaba un secreto guardado bajo llave. Trato «correctísimo» «No sé ni cómo se llama ella», asegura Ángel Rodríguez, director de deportes de Onda Cero, sobre Olalla. «El trato profesional con Fernando es correctísimo.
Te atiende sin problemas, pero, sin parecer distante, se ha preocupado de que ninguna información referente a su vida privada salga a la luz», subraya Rodríguez. La prueba de este celo es que, a pesar de su sólida y añeja relación, no hay registrado posado fotográfico oficial de la pareja. Todas las imágenes en las que aparecen juntos son robados sin previo aviso mientras pasean por las calles de Madrid o Liverpool, disfrutan de sus vacaciones en Miami o comparten palco en un estadio cuando el «Niño» está lesionado. Ambos intentan llevar su relación hoy con la misma discreción que cuando flirteaban en la Costa da Morte. Olalla apenas tenía 16 años y Fernando se acababa de proclamar campeón del mundo con la selección sub17.
Allí, en la playa de Estorde, un pueblo a pocos kilómetros de Finisterre, sus familias pasaban todos los veranos. «Se conocen desde niños. Mi hijo Pepe tenía un piso en el mismo edificio que los padres de la chica», recuerda Claudio, abuelo de Fernando, para quien Olalla es una más de la familia. Entre pachangas y baños en el Atlántico, se enamoraron. Pero el «Niño» creció, y con él su tino con el balón. También su fama. En 2004, cuando ya era el ídolo de la afición del Atlético de Madrid, su noviazgo se consolidaba hasta tal punto que Olalla cambiaba el barrio santiagués de San Lázaro por Madrid para estar cerca de Fernando. Eso sí, cada quince días volvía a Galicia para ver a su familia. Superaron la prueba de fuego de la convivencia y se construyeron una casa en La Finca, la misma urbanización de Pozuelo de Alarcón donde vive Raúl.
La aventura inglesa Cuando apenas la habían estrenado, les tocó hacer las maletas. Hace ahora dos años, Fernando abandonaba el equipo en el que se convirtió en una estrella para fichar por el Liverpool de Rafa Benítez. Olalla no le defraudó y se fue con él. Bruno, tío de Fernando, reconoce que «desde que viven allí, les vemos menos, pero Olalla tiene en Galicia a su familia y tira de él para venir». De ahí que en Santiago se dé por hecho que habrá boda por todo lo alto antes o después. El fútbol ágil del «Niño» le ha convertido en un ídolo para la afición inglesa y le ha hecho ganarse un lugar preferente en las carpetas de las adolescentes británicas. Sin embargo, nada de eso le ha cambiado. Tampoco a Olalla, una decepción para los tabloides británicos por su prudencia. Y eso que no se oculta y es fiel a Torres en sus citas deportivas. Pero no se exhibe. Le acompaña en los partidos en Anfield y se viste la roja para animarle en las citas con la selección.
En Viena, acompañada de su madre, Mercedes, fue testigo del gol de su chico que dio la victoria a los nuestros en la final de la Eurocopa. Olalla es tan comedida que nadie en su entorno suelta prenda sobre su pasado, su presente y, menos aún, sobre sus planes de futuro. Ni en la farmacia del Hospital de Conxo donde trabaja su madre, pero tampoco en el Club Deportivo Fontiñas, donde pasó muchas horas de entrenamiento como patinadora. «Es una alumna muy querida que estuvo en la escuela durante muchos años.
Precisamente por eso su intimidad es tan importante», comentan quienes compartieron horas con ella de entrenamiento, que no se atreven siquiera a desvelar su nombre. Desde el club le deben cierta fidelidad por el capote que les echó cuando convenció a Fernando para donar una pelota y una camiseta firmadas. Con el botín organizaron una rifa, recaudaron 4.100 euros y pudieron participar en el Campeonato Internacional en Italia. «Por lo que veo, sigue siendo igual de tímida que en clase, además de seria y bastante aplicada», asevera el que fuera su profesor de matemáticas en el instituto Antón Fraguas, de donde conserva algunas amigas. Ante tanta cláusula de confidencialidad, parece poco probable que el perfil de Facebook que se esconde bajo su nombre le pertenezca realmente. Y eso que está actualizado hasta tal punto de aparecer como «casada» y se confiesa seguidora de la serie «House».
Pero, ¿tiene Olalla algo que ocultar? Simplemente lleva una vida sencilla que no interesa ni da juego en los «photocall». Está claro que la compostelana no es Victoria Beckham. Tampoco tiene aspiración alguna de emular a la Spice en sus estridencias. Y eso que el Liverpool podría aumentar el sueldo a su ya marido hasta los 25 millones de euros anuales, un salario que envidiaría hasta el marido de Posh. Única aparición pública Sólo en una ocasión Olalla se ha sentido tentada por los «flashes» y no parece que vaya a repetir.
Ocurrió el pasado mes de noviembre en Madrid. La diseñadora Rosa Clará presentaba su primera colección de trajes de fiesta y contó para su puesta de largo con algunas novias de futbolistas. «Fue facilísimo trabajar con ella, es encantadora, un sol, aunque se notaba que no estaba acostumbrada a lidiar con los cámaras», aseguran desde Conchita Vilella, la agencia de relaciones públicas responsable de la cita. Olalla viajó de Liverpool a Madrid exclusivamente para el sarao. Apenas permaneció unas horas lejos de Fernando.
Y lo hizo acompañada y asesorada por Yolanda Ruiz, mujer del guardameta Pepe Reina y su confidente en Liverpool. «Aquello fue un favor personal, una excepción única, ella quiere mantenerse al margen de la imagen pública de Torres», asegura Antonio Sanz, jefe de prensa del jugador. A pesar de su timidez, Olalla aprovechó para afirmar que «Fernando es el hombre de mi vida, me gusta de arriba abajo». Y aunque en aquel momento estaba ya embarazada, no dudó en asegurar que «somos muy jóvenes para casarnos. Ni siquiera ha habido pedida de mano, aunque digan que llevo un anillo de compromiso». Siete meses después, Fernando luce alianza de casado.
Olalla, la novia gallega de Torres

Santiaguesa, de 24 años y aficionada al patinaje, Olalla Domínguez Liste es la novia de Fernando Torres. La joven compostelana supone su principal apoyo en Liverpool, donde viven juntos desde que el crac madrileño dejó el Atlético. El flechazo surgió en Estorde, en plena Costa da Morte, donde la familia del delantero pasaba sus veranos. La pareja no encaja en el típico famoseo futbolero y lleva diez años unida.
Santiaguesa de la parroquia de San Lázaro, Olalla se fue a Madrid, junto a su novio, hace cuatro años para estudiar. Cada quince días, volvía de visita a Compostela.
Liverpool puso a prueba este año el amor entre Fernando y Olalla. El éxito del delantero conllevó un peaje: el acoso de la prensa sensacionalista británica, que se ensañó con el desenfadado estilo de la joven compostelana.
En las revistas se reprodujo la imagen de la novia de Torres junto a Yolanda Ruiz, la mujer de Pepe Reina, una de las grandes amistades de la pareja en Liverpool.
24 años tienen tanto el delantero como Olalla, que el domingo presenció en Viena el partido junto a otras de las parejas estables de los jugadores de la selección española. Olalla y Torres fueron noticia estos días en Santiago por un bonito detalle que demuestra que la joven no olvida a sus amistades.
De niña, practicó patinaje artístico en el Clube Deportivo Fontiñas, que hace unas semanas se clasificó por primera vez en su historia para el Campeonato Internacional de Patinaje de Riccione (Italia), que comienza el viernes. Para cubrir los elevados gastos que conlleva el viaje a Italia, Olalla donó un balón y una camiseta firmados por Fernando Torres para una rifa, que recaudó 4.100 euros. Una buena ayuda para el desplazamiento de una expedición formada por 18 patinadoras de 13 a 24 años y varios acompañantes.
Hace seis años, Fernando y Olalla ya eran pareja estable. Entonces, acudieron al estadio de San Lázaro para ver el Compostela-Barcelona B. En aquel equipo Torres tenía amistades de su paso por las categorías inferiores de la selección, como Nano, Roberto Trashorras, Víctor Valdés e Iniesta, otro de los héroes de la Eurocopa.